Este no es un tema que me guste demasiado tratar, pero que tire la primera piedra la mujer embarazada que no ha sentido miedo en algún momento durante los nueve meses que han pasado desde que supo que iba a tener un hijo hasta que le tuvo en brazos por primera vez (luego vienen otros miedos, pero esos aun no los conozco en persona). A todas nos preocupa que el pequeño no nazca sano, que tenga alguna enfermedad que le impida desarrollarse con normalidad o incluso que no llegue a vivir. Yo vivo una preocupación semana a semana y es que con casi 6 meses de embarazo, en vez de ganar peso, he perdido casi 10 kilos. Los que me conocen saben que en otras circunstancias esto sería lo mejor que me podría pasar, pero este no es el mejor momento para bajar de peso. Me preocupa que esto afecte al desarrollo del bebé (aunque las ecografías de momento dicen que todo va bien y que el crecimiento es normal) pero estar de seis meses casi cumplidos y estar usando ropa que no me valía antes del embarazo no me parece lo más normal.
Otros miedos son los puntuales, los que aparecen cuando ocurre algo que piensas que puede afectar al bebé. Ayer, de la forma más tonta, me tropecé en el pasillo y me caí al suelo. Debo reconocer que mejor no pude haber caído, ya que lo hice sobre la mano izquierda y encima de unos cojines que David había sacado de una habitación para colocar en otra y en ese momento tenía en el pasillo. Solo me dolió un poco la muñeca unos minutos, pero horas después seguía preocupada porque desde el momento de la caída no había notado moverse a la peque. Preocupación injustificada, ya que cuando me acosté volví a sentir sus patadas, pero hasta ese momento mil cosas se me pasaron por la cabeza y ninguna era buena.
Me imagino que todas tenemos miedos parecidos, pero es algo natural y que hay que vivir el embarazo con ello.
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