miércoles, 16 de enero de 2008

VISITA AL GINECÓLOGO

Hoy me ha tocado consulta con el ginecólogo. Ya empezamos mal cuando estuve a punto de perder la vez porque la enfermera mezcló nombres y preguntaba por Laura Rodríguez. Claro, mi apellido es de lo más común, y podría ser que hubiera una Laura esperando consulta. Nadie respondió, por supuesto, y cuando se volvió a equivocar con otro nombre dos o tres más abajo, ya le pregunté "¿Laura no será Luisa?" y justo. Era la siguiente (por una vez atendía a la hora) y había estado a punto de saltarme.
Y luego, lo de siempre, me pesa, me toma la tensión, me hace dos o tres preguntas y todo normal (bueno, lo del peso no, que sigo bajando) y por supuesto, cuando se lo hago notar, solo me dice "bueno, todo bien mientras sigas con la ingesta de proteinas" y cuando le digo que lo que mejor como es el jamón cocido, me lo quita tambien de la dieta alegando que es malísimo por la sal. La verdad es que como siga retirándome cosas de comer, voy a tener que sobrevivir a base de "manolillos" (vasos de agua con un palillo). Por supuesto ya no le hago ni caso, seguiré comiendo como hasta ahora y visitando a Roca cara a cara las veces que necesite. Y no voy a dejar el jamór cocido porque a un ginecólogo que ni se ha molestado en hacerme una exploración como Dios manda me diga que es malísimo, cuando está visto que cada embarazo es diferente y que no hay dos embarazadas a las que las mismas cosas les funcionen igual. Cuando el jamón cocido me siente mal, será cuando yo lo deje, no antes.
Por lo menos me ha dado un antiácido, que ya me hacía falta.