domingo, 9 de agosto de 2009

PASIÓN DE MADRE

Me imagino que a todos los padres primerizos nos habrá (o nos estará) pasando, y es que nos parece que nuestro hijo es el más guapo, el más listo, el que mejor se relaciona con los demás... en resumen, que nuestro niño es un dechado de perfección. Y se nos cae la baba cuando hacen una cosa nueva o aprenden otra palabra (que la mayor parte de las veces apenas se entiende), pero el padre o la madre que esté libre de pecado (de orgullo en este caso) que tire la primera piedra. Después, con el tiempo, nos vamos dando cuenta que nuestro hijo no es más especial ni menos que los hijos de los demás, y que si el nuestro dio sus primeros pasos primero, el hijo del primo, del amigo o del vecino empezó a hablar antes, o le salieron los dientes a los tres meses mientras que el tuyo apenas tiene cuatro piezas con un año largo, o... cualquiera de las múltiples cosas que día a día van demostrando que tu hijo crece a su ritmo, que desde luego no tiene que ser el ritmo al que crecen los demás. A mí, a estas alturas me vale con ver que Alicia es una niña sana, alegre y cariñosa. Y que tiene sus arrebatos de genio, y que pone a prueba la paciencia de su padre y la mía cuando puede, y que... no sé, que va haciendo las cosas que se pueden esperar de un niño de su edad. Y que se va resignando poco a poco a que el número de galletas que se puede comer en el desayuno tiene un límite (pero muy poco a poco:-)

1 comentario:

Viviana dijo...

jajajja asi es!!!

la cuestion es estimularlos (y no sobreestimularlos) para q se desarrollen adecuadamente.

prometo q en la semana subo la lista de utiles, aunq no creo q en España pidan tantas ridiculeces como en Mexico