jueves, 20 de agosto de 2009

QUINCE MESES

El tiempo vuela, eso no se puede negar. Y más cuando tienes a tu lado a una personita que en solo este tiempo ha crecido casi 30 centímetros y a la que cada día cuesta más coger en brazos. Una peque que cada vez es más difícil de controlar y a la que no puedes perder de vista un segundo porque si no ya la ha liado. Y que cada día te sorprende con algo nuevo, ya sea comerse una manzana a mordiscos como tirarse sola por el tobogán (fue en este momento cuando dijo su padre "ahí sí que la vi mayor").
Una tía mía decía que en una casa siempre tendría que haber un bebé, y empiezo a pensar como ella. Echo de menos las noches en que se despertaba para comer y me la pasaba conmigo a la cama. Se quedaba dormida al poco rato pegadita a mí, y aunque yo no dormía demasiado, esa sensación me resultaba maravillosa. Bueno, si me alegro ahora mismo de que ya no lo haga es por el calor que estamos teniendo este verano. Solo de pensar en tener pegada a mí en la cama a esta pequeña estufita me da algo. También echo de menos como se quedaba dormida en mis brazos antes de llevarla a la cuna. Vista la experiencia no me creo eso de "no cojas al bebé, que luego se acostumbra y no quiere más que brazos". Precisamente esta peque, que solo ha ido en brazos a todas partes (el cochecito está prácticamente nuevo) se ha revelado como una niña independiente, a la que le encanta estar a su aire.
Mi consuelo es que dentro de unos meses volveremos a empezar el ciclo. Y mientras David da de cenar a Alicia, yo volveré a tener un bebé en brazos y podré repetir las experiencias que tanto añoro. Ojala no haya demasiados celos:-)

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