domingo, 21 de marzo de 2010

EL PAPEL DE UN PADRE

Esta semana ha sido el día del padre, una ocasión en la que se celebra la festividad del que se dice que no fue padre, San José. Pero en días así te das cuenta de como han cambiado las cosas y de la importancia que han tomado los padres en la crianza de los hijos. Confesado por mi padre y por mi suegro, ninguno de los dos nos dio ni a David ni a mí (ni tampoco a mi hermano ni a mi cuñada) un triste biberón en nuestra etapa de bebés, mucho menos nos cambiaron un pañal. En cambio ahora David colabora en todas las actividades con las niñas de tal manera que solo le falta darle el pecho a Ana (cosa que por razones fisiológicas tiene un poco difícil). Las cambia el pañal, las viste, las baña, da de comer a Alicia, juega con ella y la consuela cuando está triste. Con esto no quiero decir que antes nuestros padres no se preocupasen de nosotros, que lo hacían y lo siguen haciendo, pero todos los cuidados básicos quedaban en manos de nuestras madres mientras ellos trabajaban de sol a sol para alimentarnos y procurarnos un techo sobre nuestras cabezas. David también lo hace (lo de trabajar de sol a sol, y esto es literal) pero además encuentra tiempo, sobre todo los fines de semana para ocuparse de las peques, sobre todo de Alicia, que gracias a él no ha notado el "destronamiento" que me pronosticaba mucha gente. Ana me tiene muy liada, ya que lo que ella ha entendido como lactancia a demanda es querer comer a todas horas, y claro, se me hace un poco complicado atender todas las demandas de Alicia cuando ella quiere. Pero ahí está David, que por cansado que esté siempre tiene un rato para dedicarle a sus hijas. Y seguro que él no quiere más recompensa que la alegría con la que la mayor le recibe cada noche cuando vuelve a casa. Seguro.