sábado, 10 de abril de 2010

MIEDOS

Preocupación. Miedo. Estas van a ser dos constantes siempre presentes desde el momento en que unos futuros padres saben que van a tener un hijo y por el resto de sus vidas. Preocupación por que el embarazo termine en aborto, o el bebé tenga alguna enfermedad. Miedo a que alguna cosa en el parto salga mal y pueda pasarle algo al bebé o a la madre. Y a lo largo de los años se van a ir sucediendo miedos como enfermedades o accidentes, y ya de más mayores la actuación que puedan ejercer sobre ellos personas ajenas, cuando ya no estén bajo tu vigilancia constantemente.
Solo cuando eres padre te das cuenta de que todas las advertencias, todas las negativas de tus padres a que hicieras algo y muchos de los castigos que te impusieron por incumplir las normas se debieron al miedo que tus padres tenían. En aquel momento no se ve así, pero es lo que ocurre. Recuerdo una ocasión (ya con 19 años) en que un grupo de amigos nos fuimos de acampada cuatro días. A medida que se acercaba el día de marchar mi madre empezó a poner objeciones al viaje. Para cuando llego el día, yo ya tenía encima tal cantidad de predicciones apocalípticas de lo que nos iba a suceder, que ya la tuve que decir: "Mamá, que solo nos vamos cuatro días. No hay tiempo para que nos pase todo eso en solo cuatro días." Según ella nos iban a robar, secuestrar, violar y matar (y ya no recuerdo si alguna cosa más). Al final llegó a decirme que no podía ir, y ya ahí me planté y la dije que iba a ir de todas maneras. Al menos conté con el apoyo de mi padre, que nunca ha visto las cosas tan mal como mi madre (tal vez por eso mismo, por ser padre) y pude hacer el viaje, cuatro días que disfrutamos mucho. Pero ahora comprendo mejor a mi madre. Era la primera vez que me alejaba de casa sin estar bajo la responsabilidad de otros adultos, y eso que según la ley yo ya lo era, pero para una madre sus hijos siempre son niños, diga lo que diga el carné de identidad.
Ahora esto me toca a mí. Me da miedo la muerte súbita del lactante en Ana, me preocupa que Alicia se caiga y se dé un mal golpe o que se escape de mi mano por la calle y la atropelle un coche. Me preocupan las enfermedades que puedan sufrir. Me da miedo que un día se me despisten en una multitud y ya no vuelvan a mi lado. Me aterra pensar en la multitud de cosas que pueden pasar en la vida, de las cuales tampoco estamos libres los adultos, pero que como humanos que somos no pensamos que nos pueda pasar a nosotros mismos, sino a los que nos rodean.
Todas estas cosas tal vez no me quiten el sueño (duermo muy bien, menos mal) pero siempre van a estar presentes en mi vida, al lado de las alegrías y disgustos que me den estas pequeñas. Pero es lo que hay y hay que aprender a vivir con ello.

No hay comentarios: