viernes, 9 de marzo de 2012

COMO NOS SORPRENDEN NUESTROS HIJOS

Hace poco vimos una película en la que, según David, se describía perfectamente como es la vida con hijos "Todo es horrible, horrible, horrible... hasta que llega un momento que es MARAVILLOSO... y luego todo vuelve a ser horrible, horrible, horrible". Sin llegar a esos extremos, si que creo que hay veces en que los niños te vuelven loca la cabeza. Una está chillando, la otra le hace rabiar, el pequeño se desgañita de hambre... y tú ya no sabes si agarrar la puerta y que se las apañen solos o darles un azote a cada una (el peque se libra de momento :-) para que, como nos decían nuestras madres "llores por algo". Pero sí que hay momentos maravillosos, que te sorprenden y te hacen pensar que tienes unos hijos estupendos y que no lo estás haciendo mal del todo.
Uno de ellos ocurrió hace un par de semanas más o menos. Ana estaba malita, con moquillo y malestar general y decidimos darla un poco de paracetamol. Para que no lo rechazase se lo pusimos en el biberón justo al irse a la cama, pero no se lo dijimos. Solo comentamos "cuando te termines el biberón vengo y te doy la medicina para que te pongas buena" con la esperanza de que antes de terminarse el biberón ya estuviese dormida. Pues no. Al cabo de un rato se levantó Alicia de la cama y vino a buscarnos para decirnos que Ana ya había terminado la leche y que la diéramos la medicina. Alicia se había quedado despierta todo ese rato para avisarnos y que no se nos olvidase, preocupada por su hermana. Así que no me quedó otra que ir con el gotero del paracetamol y darle una gotita extra a Ana para que Alicia ya se quedase tranquila.
Ambas se están chinchando la una a la otra todo el día, pero con cosas como estas ves que se quieren un montón. Nada podría alegrarme más

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